viernes, 2 de octubre de 2020

La culpa y su efecto en nuestro comportamiento.

Algunas veces nos preocupamos demasiado en el posible efecto de nuestras acciones hacia los demás y eso nos inmoviliza, nos deja posicionados en el hecho de "pensar demasiado" y no en la propia situación de "hacer". Ese proceso puede ser inconsciente, y afectar nuestra conducta a partir del momento en el que dejamos de llevar a cabo algo que queremos por miedo a las repercusiones que pueda tener en los otros; o si ya lo hicimos, no nos permite transitar lo que nos pasa porque nos invade la idea de creer que sabemos sus consecuencias.

En mi experiencia personal, la culpa ha jugado diferentes roles, generalmente negativos porque me privó de cosas que tenía ganas de hacer o me hizo perder demasiado tiempo en pensar si estuvo bien lo que hice. En algunos casos funciona como un auto límite para no cometer errores pero a mi forma de ver, no es beneficioso porque generalmente reproduce miedos propios y surge cuando nos detenemos a mirar posibles apreciaciones de los otros que ni sabemos si van a existir o si existieron. Es un gasto de energía en algo que no está a nuestro alcance ni lo estará.

Yo lo asocio mucho a cierta falta de seguridad o construcción cultural posiblemente ligada a lo religioso, en lo cual se nos educó para castigar los errores, para solicitar perdón por lo que hacíamos y supuestamente estaba mal. En un sentido, eso complica nuestro transitar por la vida y sus aprendizajes. Animarse al error es parte de una madurez que nos enseña y nos forma como personas.

El efecto que produce la culpa se percibe en el cuerpo y en la mente y es limitante para lo que queremos hacer, nos posiciona como seres culposos o auto castigables. El camino está lleno de pozos pero hay que transitarlo y a veces para recorrerlo nos enfrentamos con nuestra propia mente que no nos deja ser libres.

Creo que en todo esto ocupa un lugar importante la comunicación, la capacidad de expresarle a las personas lo que nos sucede, para poder obtener mayores certezas sobre lo que pudo haber pasado y no suponer desde lo incierto.

Por eso considero que hay que dejar fluir lo que nos pasa y lo que sentimos, hay que expresarse de la forma que nos resulte posible, hay que trabajar en uno mismo y fortalecerse, siempre respetando a los otros, empatizando con sus historias y comportamientos, pero "caminando" firme y con convicción podremos establecernos como personas.


®JAM® Seguime en IG: @javimusi para enterarte cuando publico nuevos textos.


1 comentario:

Unknown dijo...

Por tu culpa, por mi culpa, por mi santisima culpa, viene de esa mirada moralista, juzgadora que muchos de nosotros fuimos criados por esos mandatos impuesta del "deber ser". Siempre que haya deseo, hacelo sin lastimar a nadie. Primero escuchar nuestro deseo, y tirar la culpa al tacho, que no nos inmovilice, nos paralice, nos impida hacer.
Doris B!