miércoles, 3 de septiembre de 2014

Vamos los pibes


El Torneo Argentino de fútbol es realmente de transición porque cuenta con más de la mitad de sus entrenadores con corta edad para el puesto, teniendo en cuenta lo que se acostumbraba en campeonatos anteriores donde se priorizaba la experiencia, hoy en día se elige directores técnicos con ideas frescas y superadoras, la reciente salida de Bianchi deja una pregunta al respecto,¿ Será el momento de la sangre nueva?
Durante muchos años, distintos integrantes del ambiente del fútbol, se encargaron de dejar en claro el concepto de un fútbol dividido en dos modelos clásicos, el “ganar como sea” de Bilardo o el “ganar jugando bien” de Menotti y hasta el día de hoy se discute si uno es mejor que otro o ¿quién ganó más que el otro? y no hemos llegado a nada concreto.
En los días Post-Mundial nos preguntábamos como sería ver Futbol Argentino después de mirar partidos de alto vuelo futbolístico a nivel táctico y físico, en mi caso me siento sorprendido al ver como juegan algunos equipos del fútbol local y una de las principales coincidencias que encuentro es la existencia de cuerpos técnicos jóvenes que destierran viejos paradigmas futboleros.
Podemos mencionar varios casos de técnicos jóvenes: Estudiantes de La Plata-Pellegrino (42 años), Independiente-Jorge Almirón (43 años), Racing-Diego Cocca (42 años) ,Newells-Gustavo Raggio (42 años), Arsenal-Martín Palermo (40 años),Banfield- Matías Almeyda (40 años) y Quilmes-Pablo Quatrocchi (40 años).
Además de detenernos en la edad, podemos observar planteos innovadores como el River de Gallardo (38 años) que imprime un sistema vertical y agresivo, el Lanús de Guillermo Barros Schelloto (41 años) que apunta a algo similar con jugadores de buen pié, un sistema ofensivo y delanteros devenidos a extremos, y por último el Boca de Arruabarrena (39 años) que muestra un fútbol vertiginoso, con un solo centro-delantero y muchos mediocampistas que llegan libres al arco rival.
Finalmente se puede concluir decir que estamos transitando el cambio de una etapa en la cual se priorizaba el “resultadismo injustificado” o el “fundamentalismo futbolero” hacia otra diferente pero efectiva al fin, mucho más simple y sin tantas vueltas, más aferrado a los hechos que a las explicaciones, que contempla los grises de este deporte sin sacrificar la esencia del mismo.


Por Javier Musitano