martes, 12 de noviembre de 2019

LAS DOS CARAS DE UNA MISMA BOLIVIA



El domingo pasado y ante un creciente conflicto político y social, Evo Morales – hasta el momento Presidente de Bolivia – presentó su renuncia y desató diferentes reacciones en el pueblo boliviano y en el mundo entero.

Por un lado, están los que dicen que es un golpe de estado ya que su mandato terminaba en enero y fue forzado a salir por las fuerzas armadas; y por otro los que dicen que las fuerzas armadas están amparadas en la constitución y pueden obrar para defender al pueblo de injusticias. En el fondo de todo, el pueblo está enfrentado entre sí y viviendo una etapa de extrema violencia que solo favorece a unos pocos.

Lo cierto es que por cuestiones personales – estoy de novio con una chica de Santa Cruz de la Sierra- me tocó vivir de cerca esta situación y presenciar la alegría y emoción de ella al escuchar sobre la renuncia de Evo, vi noticieros y memes con cargadas hacia el ex presidente durante todo el domingo.

Me tocó estar también en los festejos por la renuncia de Evo el domingo en el obelisco, donde se exigía Democracia y se celebraba la salida de Evo al grito de “ ¿Quién se rinde? Nadie se rinde, ¿Quién se cansa? Nadie se cansa, ¿Evo de nuevo? *¡huevo carajo!.
*(huevo carajo en bolivia significa algo así como "ni loco").


                                              Festejos a favor de la renuncia de Evo en el Obelisco

Lo viví como espectador y curioso de los movimientos sociales, pero con mucha inquietud por las diferentes posturas radicalizadas que existen en un país que, a lo largo de los últimos 13 años, según el CEPA - Centro de Economía Política Argentina - redujo 25 puntos la pobreza y presenta un 4% de desocupación, siendo el país de Sudamérica con menos desocupación. Osea en definitiva el conflicto no pasa por lo económico, es una crisis más del orden de lo político – institucional.



Hablando con mi novia y repasando las causas de su enojo con Evo me planteó diferentes cosas que considera injustas y que motiva su alegría por la renuncia, entre las que destaca: “su posición con los incendios en el Amazonas", en donde sostiene que "no dejó ingresar ayuda externa”,"falta de escucha de la voluntad popular" al momento del plebiscito para modificar la constitución y presentarse a elecciones nuevamente, "cambios por decreto en la constitución boliviana"– incluida la bandera de Santa Cruz de la Sierra-,"violencia y represión al que piense diferente" y "fraude en las últimas elecciones presidenciales".


Al otro día y por motivos de trabajo pasé por la marcha que cuestiona la salida de Morales, en donde se sostiene la postura de que lo sucedido en Bolivia fue claramente un golpe de estado por la persecución que recibió el ex mandatario de parte de las fuerzas armadas y de los grupos de poder más cercanos a la oligarquía comandados por Luis Fernando Camacho. Los que se manifestaban a favor de Evo cantaban: “ Volvemos a la calle, contra el golpe de estado, al pueblo boliviano lo volvió a derrotar, volveremos a gritar, será un grito global fachos hijos de yuta, no vuelven nunca más…”

                                             Marcha en contra del golpe de estado en Corrientes y Florida

La cuestión es que, entre su sentimiento de alegría y emoción, la preocupación de ella por su familia y mis cuestionamientos internos, me encontré obligado a escribir esta nota, casi como un desahogo y como una necesidad de reflexionar sobre lo que me está pasando a mí y sobre lo que está atravesando el pueblo boliviano.

A la vista de los hechos y de la información que uno maneja lo que ocurrió en Bolivia es un golpe de estado, una lucha de poder de las clases más altas para mantener y mejorar sus derechos, acompañada por una parte de la sociedad que siente la injusticia de un líder que quiere continuar en su cargo aun cuando el pueblo expresó lo contrario a través del plebiscito; tomando el fraude de las últimas elecciones, además, como punto de partida para expulsar a Evo de la presidencia antes de que termine su mandato de manera oficial.