viernes, 11 de septiembre de 2020

El valor de la solidaridad en nuestras acciones del día a día

A veces escucho que en algunos medios de comunicación se dice que la sociedad argentina es muy solidaria, que ayudamos cuando hay alguna tragedia o un hecho que necesita de nuestra unión como habitantes del país. Si bien ese comentario puede tener algo de cierto, porque los hechos lo han demostrado, considero que esa actitud no está tan presente en nuestra vida cotidiana.

Decidí repasar la definición de “solidaridad” para entender junto a ustedes de qué hablamos cuando decimos lo que decimos. Según la Real Academia Española la solidaridad es la “adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”. La palabra proviene del latín “solidus” que significa solidario. Etimológicamente tiene una estricta relación con algo sólido, consistente o completo.

Si bien el término habla en sí de una adhesión “circunstancial” a situaciones de otras personas, la procedencia de la palabra hace alusión a cierta composición duradera y maciza asociada a algo compacto. Con lo cual entiendo que es una característica muy valiosa que podemos tener como sociedad si logramos encontrar una meta en común y empatizar con las necesidades colectivas.

Desde mi perspectiva, más allá de acciones puntuales en las que masivamente se hacen campañas de apoyo y todos nos ponemos más sensibles y receptivos a las necesidades de otros, no percibo esa actitud solidaria con los demás en el día a día. Voy a compartirles un par de ejemplos:

En la forma que manejamos quienes tenemos auto o al momento de viajar en transportes públicos, generalmente en ciudades muy concurridas como lo es Buenos Aires, observo un profundo egoísmo para ver quién logra pasar primero, quién llega antes a su destino sin importar las reglas de conducir ni la regla fundamental del respeto por las personas.

En los trabajos existe un compañerismo cotidiano y cordial, pero por momentos se percibe un espíritu competitivo marcadamente negativo, en la relación con nuestros pares y con nuestros jefes. Todos de alguna forma u otra buscan sobresalir pero algunos lo hacen tapando al resto, capaz demostrando inseguridad en sí mismos, a veces no se apoya el crecimiento mutuo que sería más genuino y nutritivo para todos.

Podría seguir mencionando ejemplos pero no quiero aburrir, mi intención es llegar a algo que a mi forma de ver está muy relacionado a la solidaridad y es el concepto de consciencia colectiva. Estas creencias compartidas o actitudes morales que funcionan como una fuerza unificadora dentro de la sociedad.

Aquí está el principal problema en donde entra en juego cierta subjetividad asociada a lo moral, a lo que para uno está bien hacer y para otro está mal. ¿Todas las personas buscamos el bien común? ¿Cuál es el bien común?. Ahí es donde aparece la política, que en su concepción se asocia a la búsqueda de bien común, pero al mismo tiempo es quien muchas veces lamentablemente por mal uso de esas capacidades termina deformando ese concepto y promueve más división que unión, más individualismo en nuestro accionar.

Ahora bien, considero que tendríamos que hacer una autocrítica e intentar trascender eso destructivo que muchas veces se nos impone. Tenemos la oportunidad de entender que nuestra responsabilidad como ciudadanos es mucho más que el simple hecho esporádico de votar y en estos momentos más que nunca requiere de un lugar crítico pero constructivo, consciente y al mismo tiempo activo.

Por eso, mi costado más soñador e “idealista” les puede decir que por momentos creo en ese espíritu colectivo, en ese accionar de los pueblos que luchan por sus derechos. En esa valentía que identificó históricamente a los grandes revolucionarios que lograron cambiar las cosas. Creo que existe la forma de cambiar el comportamiento, de confiar en nosotros mismos y a su vez apoyar el crecimiento de los demás. Esa es una virtud que tenemos cada uno de nosotros al alcance de nuestras manos y a veces no nos damos cuenta. Es un valor que nos identifica y nos va a hacer crecer para el día de mañana tener una sociedad más amorosa y menos odiosa.


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1 comentario:

Unknown dijo...

En una sociedad de consumo,
agobiante, superflua y liquida, el ser solidario, empatico y mirar al OTRO donde esta?,la gran mayoria se mira su ombligo. No me gusta generalizar, pero estamos atravesados por este escenario. La solidaridad tiene que nacer de uno, se cultiva desde chico. Esta en cada persona elegir como es con el Otro independientemente el contexto. Cada quien, sabra como accionar ante una necesidad.
La solidaridad debe ser deseada sino NO sera nada!
Pregunto ¿Cuando fue la ultima vez que me/nos dejamos de ver nuestro propio ombligo, para ver a un OTRO?
Doris B!💪💫