viernes, 16 de octubre de 2020

La diferencia entre una actitud negativa y una crítica

Cuando decimos que una persona o un hecho recibe una crítica, muchas veces lo asociamos con algo negativo, que puede generar enojo en el otro o cierta sensación de incomodidad. Ahora bien, hay muchas cosas a tener en cuenta a la hora de analizar esa actitud escéptica ante la vida.

Al momento de hablar de las acciones de otras personas nos estamos posicionando en un lugar de poder o de jerarquía moral. Desconociendo además todo lo que lleva a esa persona a realizar un hecho y analizando más bien el resultado final, en una suerte de “blanco o negro” y dejando de lado los procesos que son igual o más importantes que su conclusión.

Hay proyectos que empiezan pero nunca llegan al resultado esperado y nos enseñan mucho más que los que sí lo logran. En toda esa etapa nos encontramos con distintas opiniones o personas que, por su forma de ser, nos presentan críticas constantes a lo que estamos llevando a cabo. Eso, en un punto puede desafiarnos a mejorar y en otro aspecto puede representar una “piedra en el zapato”, que desgasta o entorpece el camino que debería ser disfrutado como un “todo”.

A veces son detalles invisibles, pero con impactos enormes en el otro. No a todas las personas les afecta igual la opinión de los demás y es bueno poder percibirlo y dejar de hacerlo de ser necesario, a eso podemos llamarle empatía o “tacto”. Considero que sin dejar de respetar nuestra esencia podemos ponernos mínimamente en el lugar de otra persona o detectar si se siente molesto por una actitud nuestra.

Según su definición, la crítica es “un conjunto de opiniones o juicios que responden a un análisis y que pueden resultar positivos o negativos”. Está claro que el concepto en sí hace alusión a algo que representa una dualidad, y exige una decisión concreta de calificar algo como bueno o malo sin presencia de matices.

Ahora bien, en la vida no son todos grises y hay situaciones que exigen tomar postura sobre las cosas, eso está claro. Pero cuando intervienen otras personas y estamos analizando su comportamiento ante ciertas situaciones me parece que es mucho más complejo. Si hablamos de nosotros mismos lo considero valioso y enriquecedor en su justa medida poder tener una autocrítica y una búsqueda de mejora. Pero al momento de intervenir en la conducta de los demás, estaríamos hablando más de nosotros que de ellos.

Hay quienes dividen la crítica como constructiva o destructiva para diferenciar la intencionalidad. Yo pienso que incluso una crítica que intenta ser constructiva en un momento inapropiado puede ser destructiva. Digo esto, no poniendo en discusión la propia acción de criticar sino el contexto, la repetición y los momentos. Si una persona siempre te está marcando los errores, cuando vos no le diste lugar a que lo haga, no hace más que generar negatividad.

Considero que si uno comparte algo con otra persona está expuesto a críticas todo el tiempo y eso es entendible. En la tarea de quienes nos dedicamos a la escritura, el periodismo o el arte es moneda corriente y forma parte de ese nivel de exposición. En profesiones ligadas a las ciencias exactas no hay lugar al cuestionamiento. Y el trabajo que realiza cualquiera de esas personas es analizado con otros parámetros.

Todo lo que nos ayude a construir algo mejor es válido y necesario para nuestro crecimiento. Pero hay una gran diferencia entre eso y la negatividad vista como forma de vida en el que la queja por algo que no está a nuestro alcance se transforma en una rutina, un hábito que mal llevado nos aleja de lo que somos.


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3 comentarios:

El Rincón de Keren dijo...

Siempre he considerado que la evaluación a la critica constructiva aunque lleva lo bueno y lo malo es esclarecedor para detectar aquello en lo que fallamos. Me ha ocurrido que me han señalado más lo malo que lo bueno y a la inversa solo lo bueno. Pero por mis circunstancias tuve que ser fuerte en un momento en el que si no lo era creía que me iba a derrumbar y quería sacar todo lo bueno que había en mi. Ahora me veo que necesito mimo, no soy capaz de controlar esos enfados y la soledad (Esa que nos acompaña) a veces no la disfruto tanto, aunque todo el tiempo estoy sola y estoy alegre, de hecho estoy contenta cuando estoy sola. Es lo que estaba deseando desde que me divorcié. Pero no sé, ahora reclamo la atención de mis seres queridos, cómo si no supiera estar sola, cosa, que no es cierta. Lo que me apetece es pasar más tiempo con mi familia y veo que no puedo. Me frustra mucho. (Paso la mayor parte del día sola) al menos poder compartir las cosas buenas que de malas ya tengo muchas. Me he vuelto muy impaciente con la atención y creo que no sé encontrar un equilibrio entre lo bueno que hay en mi, y la valía que tengo que si no me lo dicen los demás parece que si lo digo yo, carece de sentido, es vacío. Bueno, es que me ha parecido que hay muchas personas que juzgan la vida de los demás, si pensar el recorrido que les ha llevado a comportarse así en el presente. No digo que haya que estar llorando por las esquinas pero si que me escuece mirar el pasado o verme que no puedo o no me veo cómo mis compañeros cuando antes me veía capaz. Capaz de todo. Y sin embargo, creo que antes no tenía más remedio que ser fuerte para poder sobrellevar el dolor y ahora me he cansado de ser fuerte. Pero no quiero caer en un circulo vicioso otra vez. Imagino que habrá más gente en mi situación pero claro ese claro especimen de la felicidad por doquier y que nadie acepte los bajones, me ha llevado a esconder mi tristeza.

Así que entiendo bastante el post. Un saludo!

Cabrónidas dijo...

Críticos... De considerarse una profesión, no existe profesión a la que respete tan poco. Eso sí, hay algo peor a que hablen mal de tu trabajo: que no hablen nada en absoluto.

Hugo Carranza dijo...

Asi es parece hay gente que le dio un aspecto negativo a la palabra critica, porque destruyeron aquello de lo cual opinaban.

La buena critica si estan bien dirigida sirve para construir y promocionar.